Dentro del universo y cultura cannábica, la marihuana o cannabis se ha trabajado de distintas y múltiples formas para aprovechar y potenciar su sabor, aroma y sus propiedades tanto psicoactivas como terapéuticas. Dentro de estas preparaciones, están las extracciones y concentraciones, como el wax, que busca sacar el máximo provecho a la hierba.
El wax o cera, es una extracción de BHO (aceite de hachís butano), con altos niveles de cannabinoides y terpenos con aspecto opaco cremoso, muy similar a la cera de abejas, por lo que también se le conoce como honeycomb. Otros nombres para referirse al wax son: crumble, sugar o budder, los cuales dependerán del color y la textura que llegue a tener como producto final.
Como toda extracción, el wax es un producto que se obtiene a partir de una técnica que permite separar los tricomas de la planta del resto de material vegetal. De esta forma, se genera una resina con mayores concentraciones de THC y CBD.
Al no tener residuos de origen vegetal, su sabor, aroma y textura es diferente y sutil, quitando el humo entremedio de la planta y tu paladar. Por lo mismo, se piensa que el consumo de wax tiene menos impactos negativos que la tradicional fumada en papelillo o pito.
Existen dos métodos para preparar extracciones, una de ellas se basa en generar presión y calor sobre los cogollos o el hachís, dando como resultado el Rosin. Al ser un tipo de extracción que no requiere depuración ni solventes, es una de las más sanas y utilizadas para diluir en wax liquidizer (ya te contaremos de qué se trata).
El segundo método utiliza butano o gas licuado como disolvente, dando como resultado el wax. Es por esto que es un tipo de BHO (aceite de hachís butano). No obstante, existen variaciones en el proceso lo que permite que existan wax de distinto color y textura.
Para que el resultado sea cremoso y tenga una textura similar a la de la cera, durante su fabricación se agitan las moléculas, lo que hace que el wax sea diferente al shatter o aceite de hachís, de aspecto más traslúcido y líquido.
Las concentraciones de cannabinoides en el wax pueden alcanzar hasta un 80% lo que ayuda a que los efectos psicoactivos y medicinales sean mucho más potentes. Para consumirlo, una de las mejores formas es a través de un vaporizador, el cual respetará las características organolépticas del wax, teniendo menores impactos en la salud que fumándolo, lo que hace que sea el método preferido para uso terapéutico.
Otra forma de consumirlo es mezclarlo con un e-líquido, dejando una textura homogénea y permitiendo que se pueda almacenar en el tiempo. Esta mezcla es la que puedes utilizar en cigarrillos electrónicos.
En Kushbreak tenemos el espectacular wax liquidizer, base neutral diseñada para mezclarse armoniosamente con el aceite BHO, produciendo un líquido homogéneo que se puede almacenar más de 6 meses sin alterarse. Este producto viene perfecto con el cigarro electrónico / vaporizador Catridge, diseñado para usar con todo tipo de e-líquidos.
Por último, para que almacenes sin preocupaciones, tenemos contenedores de silicona perfectos para que lleves a todos lados tu wax u otras extracciones de cannabis.
FUENTES
“Cannabis, wax y otras cosas”. Échale Cabeza
“Qué es el wax”. Geaseeds
